El 30 de marzo de 1781, en Sevilla, España, llegaba a su fin la vida del famoso bandolero Diego Corrientes, quien había sido una figura legendaria del siglo XVIII en Andalucía.
El Hombre y la Leyenda 🌟
Diego Corriente Mateos nació en Utrera el 20 de agosto de 1757. De dos varas de cuerpo, blanco, rubio, con ojos pardos y una señal de corte en la nariz, Corrientes destacaba por su generosidad hacia los más desfavorecidos. Aunque su oficio era trabajar en el campo, se convirtió en un bandolero legendario que robaba a los ricos para ayudar a los pobres, lo que le granjeó la admiración y protección de los lugareños.
Persecución y Juicio ⚖️
La fama de Corrientes llegó a oídos del rey Carlos III, quien ordenó su captura en 1780, ofreciendo una recompensa de 100 piezas de oro por su captura. Tras huir a Portugal, fue arrestado en Covillana y trasladado a Sevilla, donde fue juzgado y condenado a muerte por ahorcamiento. Su cadáver fue desmembrado, y partes de él fueron enviadas a las provincias donde había actuado como advertencia. Apareció a finales del siglo xx, durante unas operaciones de restauración del templo San Roque en Sevilla, con un garfio clavado en el cráneo, como se solía hacer con las cabezas de los ajusticiados.
Legado y Folklore 🎶
La vida de Diego Corrientes inspiró numerosas canciones y romances que inmortalizaron sus hazañas y su lucha contra la injusticia social. La famosa «Canción de Diego Corrientes» relata su historia como un ladrón que robaba a los ricos para ayudar a los pobres.
«Ya viene Diego Corrientes / el ladrón de Andalucía / el que a los ricos robaba / y a los pobres socorría»
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